Sheol 13
  VIP (relato corto)
 

Esto es, lo que pasó(Hecho real):

 Conchita es empleada de un centro comercial de Madrid. Lleva bastante tiempo trabajando en el centro y todos los compañeros la consideran una vendedora nata pero sincera, amable como ninguna, resolutiva y sobre todo una perfeccionista. Eran las dos de la tarde y acababa de atender al último cliente del bum de gente que se había presentado en la última media hora. Para un miércoles, era bastante raro el flujo de clientes que acababa de pasar por el centro y más a esa hora. Le quedaba poquito para ir a comer. Por uno de los pasillos divisó a dos clientas que parecían buscar ayuda. Se parecían bastante, seguro que eran madre e hija. Se les acercó y amablemente las preguntó:

-Hola, ¿os puedo ayudar en algo?

-Sí, quiero que me cobres esto, -le contestó la más joven (a la que vamos a llamar Diana) enseñándole dos gorritos y un par de guantes que llevaba en las manos.

- Muy bien, pasen por esta caja, por favor, -les indicó Conchita.

-Quiero que me cobres los guantes por separado.

- Muy bien... son 12 €. ¿Quiere que se los envuelva para regalo?

-Sí, -le contestó Diana secamente, mientras le tendía 15€.

Conchita, al abrir la caja advirtió de que no tenía cambio, y preguntó a la joven clienta:

-Discúlpeme, no tendrá usted 2€ sueltos, por favor, es que hemos tenido un bum de gente ahora mismo y al parecer me he quedado sin cambio en esta caja.

-Sí hombre, un bum de gente, a esta hora, un miércoles, que te crees que yo he nacido ayer, -la espetó Diana. -Pues nada, si no tienes me los pones a 10€, que culpa tengo yo, que no tengas cambio.

-Bueno, espere un segundo hasta que le traigo el cambio de la otra caja, -le contestó amablemente.

Mientras Conchita conseguía el cambio, la joven no paraba de hablarle a su madre, soplando y resoplando insatisfecha. Al acercase Conchita, se calló.

-Aquí tiene su cambio y disculpe las molestias, -le dijó Conchita.

-Vale, me cobras lo otro ya.

-Sí, -le contestó, mientras pasaba los dos gorros por el sensor, que desgraciadamente para ella, fallo sin que se diera cuenta y en vez de dos gorros, marco tres.

-Son 36€.

-¡¿Cómo?! Chilló Diana.

-No, si nos descuidamos, ésta es capaz de cobrarnos 1000€, -añadió la mayor.

- Discúlpeme, se ha pasado dos veces el código y no me he dado cuenta. Un segundo que anulo la operación.

-¿Pero qué pasa? ¿En este centro no hay nadie competente o me ha tenido que tocar a mí, a mí, la más torpe de todas? Esto es inaceptable, vergonzoso, vaya panda de inútiles, -empezó a vocear Diana.

Conchita la miraba desconcertada, no se lo podría creer, nunca le había pasado nada igual, era demasiado perfeccionista y atenta para que le pase algo así, pero sin embargo hoy, por primera vez desde que trabajaba de cara al público, le pasó lo inevitable: Un cliente difícil, un error de operación y lo que se armó fue "Le Cirque du Soleil" pero más que sol la clienta armó una tormenta.

-Conchita, que ha pasado, -escuchó detrás de ella la voz de su jefe de departamento.

-Nada, un pequeño error, -le contesto Conchita.

-Sí hombre un pequeño error, la señorita aquí presente ha querido cobrarme de más, a mí, a mí, que soy una clienta "VIP" en este centro. Vaya panda de ignorantes, vaya inútil.

Las lágrimas no tardaron en aparecer en los ojos de Conchita y empezaron a caer sobre el cambio que devolvió a las clientas.

-Venga Conchi no pasa nada, ya me ocupo yo, vete a comer, -le dijo su jefe.

 Sin decir nada, Conchita se dio la vuelta y se marchó, dejando a su jefe cargar con la paliza verbal de la clienta.

-Esto es inadmisible, gentuza como esa que me acaba de atender, no debería trabajar de cara al público. La tendrían que echar, ahora mismo me voy y pongo una reclamación a todo el departamento...

Conchita llegó a las escaleras y según bajaba las palabras se fueron perdiendo poco a poco. Cuando volvió pregunto a sus compañeros si había pasado algo más en su ausencia. Según sus compañeros, el jefe intentó convencerlas un buen rato de que no les pusieran una reclamación, de que la que las atendió es una profesional, de que la culpa era del lector de códigos, hasta les ofreció un montón de muestras de perfumes y cremas para suavizarlas y con eso... ¡Sorpresa! las clientas "VIP" se suavizaron y se marcharon más que satisfechas sin poner reclamación alguna.

 Estas, podrían haber sido las consecuencias (afortunadamente todo se quedó en una anécdota):

 Mientras la clienta seguía con sus insultos hacia el departamento y hacia la dependienta, desde el pasillo principal el director del centro, miraba la escena pensativo y cabreado. Conchita se marchó a comer, bueno la verdad es que se tiró casi toda la hora de la comida llorando en el baño. Al volver a su departamento su jefe la estaba esperando.

-Conchi, mira... es que, me ha dicho el director que te espera en su oficina, que quiere hablar contigo.

-Que pasa, que se ha enterado del escándalo ¿verdad?

-Sí, vio toda la escena desde el pasillo central, pero no te preocupes, ya le he explicado el porqué del mal entendido, que no tienes culpa alguna.

-Vale, gracias.

El rostro colorado de Conchita por la culpa del lloro, ahora se estaba volviendo lívido. Mientras caminaba hacia el despacho del director pensaba en lo mal que le había ido últimamente. Hace un año se consideraba una afortunada, era feliz, tenía un novio al que quería mucho, se compraron una casa juntos, avalados por los padres de ella. Hasta se compraron un perro, un pastor alemán al que llamaron Belle. A los tres meses de mudarse juntos en su nueva casa, su novio la dejó por razones que ellas nunca entendió y nunca le dio la oportunidad de entender, simplemente se marchó después de una pelea y no volvió jamás. Intentó hablar con el por teléfono, le buscó en casa de sus padres, pero el siempre conseguía eludirla. Una amiga común le dijo un día que su ex estaba viviendo con otra, pero nadie sabía con quien, nadie la conocía y encima corría el rumor de que tenían un niño juntos. La letra de la casa que casi no conseguía pagar, el hecho de que el no soltaba un duro, claro los avales no eran sus padres, entre la noticia de que su ex vivía con otra con la que la estuvo engañando mientras estaban juntos y que encima tenían un niño, la hizo caer en una larga y dolorosa depresión. Hacía tres meses que se volvió a incorporar al trabajo. No estaba bien, pero tampoco quería pasar el resto de su vida anonada, bajo los fuertes efectos de los medicamentos que estaba tomando. Y ahora se hallaba delante del director, no se acordaba de cómo había llegado allí, le veía pero no le escuchaba, aunque por los gestos agitados y la cara roja y cabreada que tenia, se daba cuenta de que la estaban echando. Se levantó aturdida, apoyó sus manos encima del escritorio, y con la mirada perdida le dijo:

-Siento interrumpirle, pero me tengo que ir.

Con esto se dio media vuelta, salió del despacho y se dirigió a las taquillas donde se cambió de ropa y se marchó a su casa.

 Al día siguiente Diana se levantó sobre las 11 de la mañana, como todos los días. El desayuno estaba preparado y su madre había subido ya el periódico.

-Me voy a comprar, -le dijo su madre desde la puerta.

-¿Has llevado a Miguelito a la guardería? -la pregunto Diana.

-¿Tu qué crees?

-Vale mama, era retórica la pregunta. Aquí te espero, mientras, me preparo y cuando vuelvas nos vamos a conseguir unas cuantas muestras más, al centro ese nuevo que acaban de inaugurar.

-Vale, no tardo mucho, -le contestó su madre, mientras cerraba la puerta tras ella.

 Diana empezó a hojear el periódico mientras mojaba una galleta en el café. Un titular le llamó la atención:

Una joven empleada de un centro comercial se quita la vida por un desengaño amoroso.

-Vaya pringada, seguro que era una frígida y una amargada...el teléfono no la dejó terminar tal inteligente reflexión.

-¿Diga?

-Soy yo, cari, David. ¿Te has enterado? Mi ex se ha suicidado ayer, se cortó las venas en la casa que compramos cuando estaba con ella. Los aullidos del perro avisaron a los vecinos, pero llegaron demasiado tarde... 

 


Fin

 

por Sheol13

 
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